15.4.14

Puertas abiertas y cerradas

Argentina es un país que generosamente abre sus puertas al mundo; no todos los países responden recíprocamente.

Hace más de tres meses mamá presentó una aplicación para conseguir la visa para viajar a Australia a visitar a sus hermanos.
Debió hacerlo on line, en inglés, cosa bastante complicada para una persona mayor sin conocimiento del idioma. Por suerte uno de sus nietos la ayudó.
El trámite supuestamente demoraba 15 días pero pasó algo más de un mes para tener un primer acercamiento. En esa ocasión le solicitaron alguna documentación extra.
Debió abonar la visa al momento de aplicar, el 9 de enero.
Y en febrero al presentar la partida de nacimiento pagar los costos de traducción y legalización de la misma.
Lamentablemente todo en balde porque en abril, después tantos días de espera y ansiedad, la Embajada da por finalizada la aplicación sin siquiera notificarle que ha sido denegada.
A la que informaron de la decisión final fue a mi prima, ciudadana australiana, que se presentó como sponsor.
Resumiendo, mamá fue invitada por su familia siendo su sobrina la que garantizaba y costeaba su estadía en Australia. Y aún teniendo a sus hermanos allí y habiendo ido en dos oportunidades anteriores a visitarlos la embajada decide no otorgarle la visa.
Creo que sobran las palabras para describir la impotencia que se siente ante semejante injusticia.

Estoy segura que cuando mi prima, su marido inglés y sus hijos australianos decidan venir a Sudamérica, Argentina, Brasil y Uruguay abrirán sus puertas cordialmente.


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